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El hambre emocional o el comer emocional es utilizar la comida para sentirse mejor. Es decir, tratamos de satisfacer nuestras necesidades emocionales a través de la comida y comemos por esa razón en lugar de tener un hambre física, que es la necesidad de nutrir a nuestro cuerpo. Reflexiona un poco y pregúntate qué es lo que haces cuando te sientes estresado o triste: buscas un helado, ordenas una pizza o realizas una actividad que te haga cambiar tu estado de ánimo.

No creas que el comer cuando queremos celebrar algo es malo, de hecho, en ocasiones, todos recurrimos a la comida para celebrar, buscar un poco de confort o como un premio. El problema es cuando esto se hace nuestro principal mecanismo para manejar nuestras emociones, cuando el primer impulso que tienes cuando te sientes estresado, enfadado, cansado o aburrido es ir a buscar comida.

Es importante que te des cuenta que el hambre emocional nunca va a ser satisfecha con comida, es por eso que cuando comes algo el sentimiento no desaparece, y tienes esa sensación de no poder satisfacerte. Al comer cuando tienes hambre emocional es posible que tengas un pequeño momento en donde te sientes bien, pero inmediatamente después te das cuenta que la causa del comer emocional no desaparece y la mayoría de las veces el comer te lleva a sentirte peor. 

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