Trombosis venosa profunda
Las venas en las piernas se dividen en el sistema venoso profundo y el sistema venoso superficial. El sistema venoso profundo circula en paralelo al sistema arterial, acompañado de las ramas nerviosas por dentro de los músculos y lleva aproximadamente el 90% de la sangre de vuelta al corazón. Por el contrario, el sistema venoso superficial discurre por debajo de la piel y del tejido celular subcutáneo, y lleva un menor porcentaje sanguíneo (10%). Conecta con el sistema venoso profundo a nivel de la ingle y la rodilla (cayado safeno-femoral y safeno-poplíteo respectivamente) así como por un sistema de venas perforantes.
Una trombosis venosa profunda consiste en la aparición de un trombo en el sistema venoso profundo. Uno de los riesgos más importantes es que ese trombo se desplace y migre hasta el pulmón, produciendo un tromboembolismo pulmonar.
La aparición del trombo en una de las piernas puede ser desencadenado por distintos factores (inmovilidad, cirugía reciente, enfermedades de la coagulación de la sangre, compresión del sistema venoso…) e incluso en ocasiones no se llega a discernir cuál ha sido la causa.
Tras un diagnóstico de trombosis venosa profunda, el paciente tiene indicación de tratamiento con anticoagulación que puede tener duración variable dependiendo de la extensión, las complicaciones y del desencadenante. Es importante establecer una serie de medidas orientadas a prevenir las secuelas que puede producir un trombo en el sistema venoso profundo (ulceración, dolor, cambios de coloración…), ya que las válvulas que evitan el retorno de la sangre quedan habitualmente dañadas.
Entre estas medidas se encuentran el uso de media de compresión (que puede ser temporal o de manera indefinida), el uso de determinada medicación para mejorar o prevenir los síntomas y determinadas medidas posturales.
La sospecha de una trombosis venosa profunda es una urgencia médica y el diagnóstico debe ser realizado por un médico mediante ecografía doppler. La derivación a un cirujano vascular para su seguimiento, valoración de opciones quirúrgicas y control de complicaciones es esencial para un manejo adecuado y el bienestar del paciente.